Mal de muchos…

Qué sano es no creerse el ombligo del mundo, no creer que siempre lo que a uno le pasa es lo peor de lo peor…Evidentemente, puede que sea lo que más te preocupe porque te pasa a ti, que se supone que te quieres y tal, y cada uno tiene su escala del dolor, pero mirar las cosas con perspectiva y relativizar siempre está bien….Yo cada vez relativizo más, y al final acabo pensando que todo lo que me pasa en realidad son “mierdas”…Por ejemplo, en una ocasión, llevaba meses conociendo a un tío que parecía el hombre perfecto..Una noche, después de cenar en su casa, me echó…Me dejó en la calle, a 100 km de mi ciudad y bebida, con la excusa de que le aburría la conversación y quería dormir solo…Tal cual….Yo para calmarme, luego pensaba..”Bueno, al menos puedes esperar en el coche a que se te pase la cogorza, no estás en plena calle aunque haga -10 grados; Oye, el chico es majo, que también podía haberte robado el bolso, “ya puestos” o haberte escupido y no lo ha hecho…¡Qué buena gente, tú!”.

Es tan típico de mí estar con los lagrimones saltándome de los ojos a lo “Candy Candy” y estar excusándome..”Yo sé que lo que me pasa es una mierda…Que hay gente que no tiene brazos o piernas, o no tiene para comer, si yo sé que es una chorrada, que en peores plazas he toreado, pero me siento taaaaan maaaaaal”. Y tenemos derecho a tocar fondo, a llorar y lamentarnos un poquito….Luego está que no soporto el victimismo y mucho menos provocar lástima…Entonces, tal vez un día exploto en público y al siguiente decido tragarme el dolor, ponerme taconazo, labios rojos, melena aleonada y salir a la calle con ese aire de “mujer que se come el mundo”, aunque yo sé que tantas veces el mundo se me come a mí…

Porque sí, -a grandes rasgos-, esa es mi actitud: no dar el coñazo más de lo estrictamente necesario, siempre hay quien está peor..Luego ya mis zozobras, en casa..A solas…

Hasta aquí lo que considero un uso “sano” del “mal de muchos…consuelo de tontos”.

Luego está la otra lectura, bastante más malévola y retorcida, que sería:  “voy a buscar a quien esté más jodido que yo para no sentir que mi vida es una mierda”, -que es muy distinto-. Pero hay un perfil de persona taaann dado a ésto…

El tipo de persona que siempre pone el dedo en la llaga. Incluso aunque no haya llaga, ya la haremos, ya la buscaremos, “no puede ser que est@ cabron@ tenga tanta suerte”…Buscar la llaga, hacerla o entresacar lo malo de lo bueno, el, “yin y el yang”..¡Qué sabios, qué majos y oportunos siempre!. Por ejemplo, conversación con una exjefa tóxica:

Yo: -“Pues mira, he pasado la Navidad en Camboya, todo estupendo, vengo renovada, ¡cuánto he desconectado!”….

Exjefa tóxica: -“Vaya, qué suerte, yo aquí aguantando a la familia y engordando, pero no es bueno que hayas desconectado tanto, ahora vas a tener un bajón y un estrés y un “de todo” con toda la faena que hay, ya puedes bajar de la nube rápido..Por cierto, ahora te traigo unos veinte dossiers…”.

Hasta los medios de comunicación parecen a veces respaldar esta actitud…Siempre me he preguntado si los programas de televisión de “sucesos”, realmente aportan una información necesaria para la sociedad o alimentan la sed de la clásica maruja amargada o el típico desocupado refunfuñón que desgastan el sofá viendo la vida pasar y así caen en la cuenta de que “mejor no vivir, mejor no salir a la calle y arriesgar, que luego mira lo que pasa, y ¡lo bien que estamos aquí, recogiditos!”.

Pero una auténtica alegoría de este tipo de comportamiento era Vanessa..Trabajamos juntas hace muchos años. Y si ese trabajo, -de por sí-, no era grato, tener una compañera así para rematarlo…Una alegría, ¡vamos!….

Vanessa no era muy agraciada en ningún sentido, y entre eso y que tampoco ponía mucho de su parte, las cosas le iban….De mal en peor…Pero bueno, “como siempre hay alguien que está mucho peor”, -o eso necesitaba pensar-, ya aliviaba todos sus males….

Vanessa era así…:”Ay, Laura, qué vida llevas, me das pena, la verdad, eres joven, eres guapa, tendrías que estar por ahí divirtiéndote, tú todo el día aquí o en casa estudiando…¡Tienes unas ojeras!…¿Y ya te servirá de algo eso que estás estudiando?…Hay tanto paro que….Yo, mira, aquí no gano mucho pero luego llego a mi casa, me hago una Sopinstant, me estiro en el sofá y no pienso en nada, en cambio tú….”…

Es cierto que al principio -por desconocimiento- pequé de alimentarla con mis debilidades, y es justo lo que nunca se tiene que hacer con este prototipo de personas. De hecho, lo mejor es que no reciban ningún tipo de información sobre un@.

Recuerdo, cierto día, de buena mañana….

-Vanessa: “ufffff, qué mala cara haces, Laurita, tienes los ojos súper hinchados, se nota que has llorado..Vamos, que te has pasado la noche llorando…¿Te la ha vuelto a pegar el canalla de tu novio, no?.

-Yo: “Mira, Vanessita, gracias por lo de mala cara, y es posible, porque me he pasado la noche follando”.

Supongo que todo nace por la mala costumbre humana de compararse con los demás, mucho más acentuada en algun@s…Esos rasgos que hacen que la naturaleza humana sea a veces tan asquerosita….

Y puestos a compararnos, ¿porqué no hacerlo con aquellos a quienes manifiestamente les va mejor que a uno?. Sería bastante más elevado y constructivo, fijarnos metas altas, aspirar a mejorar, poner el foco en “¿qué habrá hecho fulanit@ para conseguir llegar ahí?”, en vez de “Mi vida da asco pero la de fulanit@ es peor, con lo cual, no estoy tan mal y no necesito avanzar ni cambiar en nada”.

Cuatro años…

Soy de las personas que opina que todo pasa por algo. Sí, lo sé, parece la típica frase estéril de consuelo…Si te has caído de un sexto piso a lo mejor no es la clase de apoyo que esperas…”Bueno…todo pasa por algo”….

Pero sin llevar las cosas al extremo (lo sé, -a veces es mi especialidad-), si eres una persona reflexiva que analiza siempre el cómo, el porqué, el porqué no, el cuándo, el “y si…” hasta tener que tomarte una caja de Paracetamol, entonces seguramente acabas encontrando el sentido a todo lo que pasa por tu vida y que aparece por casualidad – o eso crees-.

Y no hablo de Paulo Coelho, el universo conspirando a tu favor etc porque el universo seguramente tendrá cosas más importantes que ocuparse de ti.

Hablo de saber encontrarle a lo que nos pasa una explicación mucho más lógica, que encaja con lo que uno, muchas veces – según su trayectoria e idiosincrasia- necesita experimentar o aprender.

En cuanto al universo, si tuviera un plan, me habría cagado tantas veces en él….Por ejemplo, creo que del noventa por ciento de tíos que han pasado por mi vida he pensado: “Ojalá nunca le hubiera conocido”.

Sin embargo en esta ocasión, su plan me hubiera regalado, -por una vez en una historia amorosa- el papel de “reinona”.

Era una tarde de verano más, después de un día de trabajo más, en un año más, nada especial, nadie especial…

De repente, Javier…

-“Coño Laura!, ¿qué haces por aquí?”.

-Yo: Pues andando por la calle, ya me ves….

-Javier: Estás muy guapa. Bueno, como siempre.

-Yo: Y tú tan seductor como siempre.

-Javier: ¿Cuánto hace?.

-Yo: Cuatro años, cuatro veranos, justo….

-Javier: Oye, te desbloqueo y quedamos para echar unas risas y ponernos al día.

-Yo: Ah, ¿pero aún tienes mi número?…

-Javier: Pues claro, ¿cómo no lo iba a tener?….

Pues sí, habían pasado cuatro años de ese verano. Cuando nos conocimos yo acababa de salir de una relación muy larga y aún estaba inmersa en esa fase horrible en que comparas a todos con tu ex y todos te parecen feos, impostados, secos, o falsos graciosos, pesados etc etc porque ninguno es él, que -aunque a lo mejor fuera un desastre-, no huelen como él…..

Y de repente apareció Javier, en una app de ligoteo, con un perfil tan natural y la vez sofisticado..Una cara de, “bueno pero peligroso”, jodidamente atractivo, la verdad….

Tuve una corazonada: “Si les das “like” quedaréis y habrá tema etc pero vas a llorar como una perra”….Por supuesto, ipso facto le di “like”. Ese primer día creo que hablamos unas cuatro horas seguidas.

Pronto llegó la primera cita, la “mejor cita de mi vida”. Hasta la fecha.

Y tras ella, varias citas a la semana durante todo un verano, a cada cuál más divertida, más pasional, más intensa…

En aquel momento pensé que había llegado a mi vida como un regalo y a la vez para cumplir una especie de misión. Hacía mucho tiempo que no me sentía bien tratada por un hombre, de hecho, un “gentleman”, casi siempre…

Tanto es así que llegué a endiosarle. Como nunca he hecho con nadie. Como nunca se debe hacer con nadie.

Objetivamente era irresponsable, infantil, egoísta, faltón, extremadamente superficial y vacío.

Era mujeriego. Un mentiroso. Todo él era una gran mentira. Pero yo entonces eso, no lo sabía…

De repente, una mañana de septiembre, todo cambió. Había aparecido una de sus sesenta ex de la nada, y de repente, había visto la luz, necesitaba volver con ella.

“No estoy enamorado de ti, Laura, eres demasiado buena, yo necesito que me den caña. Te deseo lo mejor, te lo mereces. No soy digno de ti, soy un mujeriego que nunca debí cruzarme en tu camino. Lo siento”. Plas!…..

Jarro de agua fría no. Diluvio universal encima de mí. Todo había sido una gran mentira. Sin más. Cada palabra, cada caricia, cada aventura, cada escapada, cada cena romántica.. Nada de eso había sido especial a sus ojos, sólo una distracción momentánea.

Le veía por todas partes. Creía verle por todas partes. Le supliqué al puto universo que volviera. Y volvió. Y un día de repente me volvió a dejar por otra ex. Y me volví loca otra vez, supliqué otra vez, volvió otra vez, apareció otra ex otra vez….

Empecé una relación con un “buen chico” sólo para poder olvidarle. Se me pasó la locura pero seguía con esa espinita clavada.

De repente cuatro años más tarde le vi, aquella tarde, como un sucedáneo de lo que había sido. No le brillaban los ojos ya. Le vi viejo, cansado. Intentaba hacerme reír como antes pero a mí ya no me hacían gracia las mismas cosas….

Yo en esos cuatro veranos había pasado “de niña a mujer”, y no en el sentido bíblico. Simplemente ya ni me lo creía todo ni me colgaba de cualquier gilipollas. Nadie me esperaba ni yo esperaba a nadie. Libre en el sentido más genuino de la palabra. Libre de cadenas que te atan a lo que duele, a lo imposible…

Me invitó a cenar. Varias veces. Y yo, -por una mezcla de aburrimiento y curiosidad- accedí.

Me arreglaba mucho, -como antes-, pero ya no para él, sino para mí.

Yo le hablaba de mi nuevo trabajo, de todos mis trabajos durante los últimos cuatro años, de mis aventuras por el mundo, de mis nuevas inquietudes etc…Él me hablaba de su ex sueca, de su ex colombiana, de su ex abogada, de su ex modelo “la que medía lo mismo que yo pero pesaba 10 kg menos”, – según él- por cierto).

Y sus vídeos de un niño que baila, un chino que se cae o una gorda que se resbala, ni tenían gracia hace cuatro años ni mucho menos ahora…

Mi móvil lleno de sus whatsapps y llamadas perdidas a cualquier hora. Sus invitaciones para cenar a última hora, siempre inoportunas ahora.

-Javier: Laurita, cómo has cambiado, tú antes hacías lo que fuera por verme, y ¿ahora?….Ahora soy yo el que te persigue…¡Quién te ha visto y quién te ve!. Tú , ahora, eres mi prioridad absoluta. Dime qué quieres. ¿A qué restaurante quieres ir?. ¿Al más caro de Barcelona?. Te invito.

 -Yo: Bueno, es normal, el tiempo pasa, muchas cosas pasan, uno cambia, ¿no?.

En esa época, -como en todas- él estaba con mal de amores por su última ex y yo estaba superando un desengaño de Tinder. Entre la soledad, el despecho, su perfume que me retrotraía cuatro años atrás etc, fuimos a su casa.

-Yo: Madre mía, ¿sabes cuántas veces soñé con volver aquí?….

Y para mis adentros: y sin embargo ahora, no me siento como entonces, nada es igual y quiero irme a mi casa….

-Javier: ¿Recuerdas esta mesa no?. Jaja…Por aquí habéis pasado todas mis novias.

-Yo: Vaya, eso me hace sentir muy especial, no necesitaba esa información, pero vamos….Ah, ¿y fui tu novia?…..Ahora me entero…..

-Javier: Pues claro Laura, fuiste muy importante para mí.

-Yo: Me alegra enterarme cuatro años después.

-Javier: Quédate a dormir, sólo a dormir. Necesito cariño.

-Yo: Bueno, pero mañana trabajo.

-Javier: No te preocupes, dime la hora, ya sabes que te dejo en la puerta, como siempre…

Nada fue lo mismo. Dicen que donde hubo fuego quedan rescoldos pero aquí sólo había cenizas. Sólo quería que amaneciera. Sus besos, sus abrazos, que tanto había ansiado…Llegaban cuatro años más tarde, ya no los necesitaba. Mi Dios se había caído de su pedestal.

Como siempre, roncaba. Ese ronquido que antes me hacía gracia y ahora me daba ganas de ahogarle con una almohada…Y como siempre, -mientras-, mi cabeza en un runrún….”Laura, ¿tú cómo podías estar locamente enamorada de este tío?, si es un simple, un pesado, un superficial, no tiene intereses -más allá de su dependencia de las mujeres-, es un triste, un puto disco rayado, un pelmazo”.

Esta vez sabía perfectamente cómo acabaría la historia. Él siempre lo daba todo rápido. Te lo quitaba de repente.

Se reencontró con una ex. Debía volver con ella.

Esta vez no dolió, fue un alivio. Me había topado con él esa tarde para demostrarme que nadie es un Dios. Eso es sólo producto de nuestra imaginación, y del “momentum”, que se perdió….

Sociología del regaeton

 

7695ada9-9272-44af-9c15-04a6a99ad396

 

Este verano estando en la playa (adoro ir sola a la playa y escuchar a los demás), oí a un crío de unos 6 años tarareando a pleno pulmón: “lo hacemos por detrás y ella hace ouuuaaaa”. En primer lugar me escandalicé, luego me acordé de que yo a esa edad cantaba la de “ya sabes que me entra a la primera, ahora me sale algo mejor”…Y tampoco he salido tan mal…

Está bien…Como persona medianamente cabal que me considero, admitiré que ni los mensajes que propugna el reggaeton ni las formas son adecuadas ni para menores ni desde luego para cualquiera “más papista que el papa” que no tenga el filtro para distinguir lo que se trata, -simplemente-, de un divertimento trivial.

Desconozco si dentro de doscientos años -si es que aún existe el mundo-, se estudiará a las escuelas de Daddy Yankee o Don Omar como yo estudié a Beethoven o a los Presocráticos.

¡Menudo sacrilegio equiparar la alta cultura a estos tipejos que parecen escribir 4 letras en media hora, diréis!. Con el tiempo todo se revaloriza y lo que ahora puede parecer ridículo más adelante será analizado como cultura popular del siglo XXI.

Las grandes obras de la literatura universal tienen en común, que -independientemente del tema principal, de la época y del escenario-, hablan sobre temas atemporales e intrínsecos al ser humano y a las relaciones personales. Nos guste o no, como el reggaeton. Arquetipos y comportamientos que todos llevamos dentro -aunque nos cueste admitirlo-.

Tras analizar concienzudamente las 250 piezas que componen mi listado de Spotify de este género, dividiría los grandes temas/personajes en:

-Amores imposibles: El enamorado (hombre) lamenta no poder alcanzar a esa mujer deseable, fría y ambiciosa, que elije estar con un tipo aburrido o descuidado pero que la pasea en un yate por Miami tomando “champaña”.

Yo no puedo darte lujos, tengo un coche destartalado y estoy lleno de deudas pero te daré cariño y candela…Suplica.

Seas hombre o mujer, has pasado por esto…Ese ser superior al que tienes en un pedestal simplemente porque sabes que nunca podrás poseer…Por suerte, se pasa…En unos meses idealizarás a otr@.

-El despecho amoroso: El hombre despechado cae en el abismo del alcohol y la mala vida, el arrepentimiento y la autodestrucción.

La mujer despechada se viste como en Nochevieja y sale a la disco dispuesta a ser un pendón verbenero, pero sin dejar que nadie la engatuse.

Seamos franc@s, ¿quién no ha caído alguna vez en lo primero o lo segundo?. Encadenarte al sofá o bien decir “ahora voy a ser un/a japuta y me voy a tirar a todo lo que tenga ojos aunque sea “pa’ desquitarme””.

-Era un adefesio y ahora está buenorra, con todo lo que conlleva…

Como siempre tratándose de físico, aplica sólo a las mujeres en las canciones….

Unido al despecho, la zagala a la que han puesto los cuernos o dejado tirada, ha trazado su plan, se ha “puesto linda”, se ha internado en un gym. Ahora no para de subir fotos a Instagram para que el cabrón las vea y se arrepienta…

Comportamiento clásico..Tuve un ex al que le dio por arreglarse los dientes -al fin-, una semana después de dejarle..Sin embargo no se le ocurrió comprarse un diccionario -por ejemplo-, con lo cual, había bastante más que arreglar.

-Sólo sexo: “Sabemos lo que hay, a mí no me cuentes tu vida, tus historias, que sólo quiero echarte un polvo porque estás buena…”.

¿He dicho yo eso?…Cualquier parecido con la realidad es real.

-“Felices los 4”. Debería ser la banda sonora oficial de cualquier club liberal.

Pues eso, hedonismo sin remordimientos. Aquí follamos todos o la puta al río.Una especie de sociedad ideal (para algunos)…Sin juicios ni prejuicios.

-La lucha, el “plogreso”….

Para que luego digan que este género está falto de valores positivos para nuestros niños y generaciones venideras…

“Me crié en una favela, maté a unos cuantos para robarles las Reebok, pero aprendí que eso está mal, pagué mi condena y ahora tengo un colmado, una buena mujer que me cuida y churumbeles”.

-“Síguelo bailando”. Pues eso, la alegría y el despiporre. El mundo se va a la mierda, pero no pienses, baja el culo hasta el suelo y menéalo como si no hubiera un mañana.

¿Acaso hay un mañana?..Pues eso, divirtámonos más, a veces es necesario no pensar…No es mal consejo.

-Amores desiguales: Yo soy un pendejo, un “bueno para nada”, lo reconozco. Pero claro, de tonto no tengo un pelo y pa’ desgraciao ya estoy yo. A mi lado quiero a una dama fina, elegante, que sepa hablar y -¿para qué negarlo?-, que esté forrada. Algo que solo conseguiré si puedo equipararme, ascender socialmente. Siguiente punto.

-Poder, ascenso social: He pasado de ser un Don Nadie a ser “alguien” y ahora tod@s sóis mis súbditos”..¿Os suena de algo?..

-La envidia: En especial la envidia femenina. Ella está buenorra, hace 250 sentadillas al día pero siempre habrá un corrillo de envidiosas que se consuele diciendo que lleva operadas hasta las pestañas o que todo es Photoshop.

Ojalá esto solo pasara en las canciones…

-La noche me confunde: Llevo años poniéndote los cuernos con las vecinas, con una que pasaba por ahí y hasta con tu prima, pero me pillaste una vez -que juro que fue la primera y la última-, pero estaba enajenado, producto del alcohol, las malas compañías que me enredaron, y la noche en sí, que es muu mala..

“Nada de lo humano me es ajeno”, dijo Publio Terencio..Pues eso, este género nos molesta precisamente porque casi siempre habla de lo peor del ser humano sobredimensionado y vulgarizado al extremo, pero somos tú, yo y el mundo que nos rodea.

 

 

 

Tú a Boston y yo a Cuenca…

9d7c6f62-ce9f-42d3-a1b6-b2acfe8600e9

El año nuevo y sus propósitos…Los míos nunca han ido en la línea de hacer ejercicio, no fumar, cuidarme..A lo mejor doy un poco de rabia pero soy de esas personas que ya cumplen con todo eso.

En 2019 mi propósito fue “no ir detrás de nadie”. Eso incluye ex rolletes, conocidos y/o amigos que siempre usan la coletilla “ya quedaremos”, para quedarse en nada…Puedo decir que salvo un desliz, lo he hecho.

Contrariamente a lo que mucha gente piensa sobre mí, no soy una persona especialmente abierta ni sociable, más bien todo lo contrario. Tengo un punto de timidez y -porqué no decirlo?-, misantropía.

Eso sí, si se da la química a lo mejor en una hora te estoy explicando todas mis miserias con pelos y señales.

Hay gente que tiene “amigos” en todas partes, y a cualquier cosa llaman “amigo”. Siempre cuentan historias de un amigo que tiene un yate, de otro amigo que tiene dos penes, de otro amigo que pasó un año en Afganistán, de otro que ha ido a la luna y de uno que trabaja en la NASA…Por contra, yo no necesito rodearme de muchísima gente, y sí de personas que elijo porque realmente existe afinidad y afecto mutuo.

Todo lo demás, me parece – a mi juicio-, un decorado de cartón piedra, que desaparece con la misma rapidez con la que se ha montado.

Es por ello que me propuse dejar mi whatsapp inactivo y por una vez, no ser proactiva en saludar, en proponer planes o en insistir. Es un ejercicio peligroso, casi masoquista, pero decidí que, -al borde de los 40 y con cada vez menos tiempo libre, menos pelos en la lengua y ninguna cuenta pendiente- era tan tentador como necesario.

Reconozco que si bien soy un poco antisocial, también soy muy apegada cuando me importa alguien. Y no está de moda el “apego” en estos tiempos. Es más, se premia el pasotismo, la frialdad, el individualismo exacerbado y encariñarse de alguien parece de “gilipollas” o “ñoño”. Yo, siempre a contracorriente…

Como persona “ñoña”, ”gilipollas” o anclada en una moral antigua que valoraba a las personas y las relaciones, este ejercicio no ha sido fácil, pero muy liberador, como una lavativa. Te remueve las entrañas, te hace sentir como basura y una vez expulsado lo que no sirve, te sientes limpio y con más espacio para lo nuevo. La mierda y sus metáforas…

A veces nos convertimos en Diógenes de las relaciones. Pasan los años y acumulamos amigos, conocidos, uno que pasaba por ahí, otro que una vez te saludó..Los del colegio, de la universidad, de los trabajos, del gimnasio, del curso de macramé, amigos de amigos de un conocido y unos cien tíos con los que tuviste citas horribles de Tinder, pero te caen bien…

Es súper útil para tener una agenda llena de números que casi nunca recuerdas de quién son o 10.000 seguidores en Instagram.

Como persona nacida en los 80 todo esto me lo tomo como una gran comedia. A veces tengo la sensación de que la gente sólo establece nuevas relaciones para poder decir “joder, cuántos amigos tengo, ahora también tengo un amigo famoso, bueno, una celebridad, salió en “First Dates” un día” o ganar nuevos followers.

¿Dónde ha quedado la espontaneidad, la naturalidad en las relaciones entre personas?…Para bien y para mal.

Recapitulando, las relaciones más duraderas y auténticas que he establecido en mi vida (tanto de amistad como de pareja), han nacido simplemente fruto de la química y a menudo en circunstancias o en entornos donde se supone que uno no va “a hacer amigos”, como por ejemplo el entorno laboral, y a través del tiempo.

Abogando por la espontaneidad, de la misma forma también deberíamos admitir que a veces los vínculos se deshacen, las circunstancias cambian, la gente cambia y el café o la cena que tenía sentido hace dos años, ahora ya, no lo tiene.

Tendría sentido si el sentimiento común fuera mutuo. El cariño o el amor, el interés por el otro está por encima de cambios de residencia, nacimientos de hijos, agendas más llenas que la de un ministro etc..Nada justifica no poder enviar un mensaje de “¿cómo estás?, si la amistad es real.

Cuando ese mensaje nunca llega, a lo mejor cabe admitir -una vez más- que las relaciones se basan en la reciprocidad y el repetir veinte veces la coletilla “a ver cuándo nos vemos”, sin respuesta por la otra parte, te convierte en un gilipollas o un acosador.

De la misma forma que me ha resultado doloroso, “enterrar” a personas que entraron en mi vida por casualidad y se convirtieron en algo importante, me niego a forzar la casualidad.

Sin ir más lejos, un chico se me acercó hace poco en el gimnasio diciéndome que ya es hora de tomarnos un café, porque hace diez años que nos vemos sólo entre mancuernas y a veces nos saludamos. Y claro, eso son muchos años y ni un café. Un despropósito.

Si calculo que llevo 22 años yendo a un gimnasio que tiene unos 20.000 socios, entonces, podré llegar a ser una de esas personas con tantos y tantos amigos!.

Por tal motivo me niego a acudir a reuniones de exalumnos y cosas parecidas. Y que conste que tengo muy bien recuerdo de mi etapa de EGB, pero me pregunto si realmente tendríamos algo en común a día de hoy…Sí, jugábamos al pica-pared, cambiábamos cromos de Snoopy y fuimos de excursión a la Panrico, pero…Han pasado más de veinte años y no mantuvimos el contacto. Prefiero seguir pensando que el gracioso de la clase sigue siendo risueño y no un amargado, y no ver al buenorro con arrugas como zanjas y barriga.

Sin ir más lejos, hace unos meses me topé con una de mis mejores amigas de la época por la calle, y, simplemente me di cuenta de que nos separaba un abismo. Me contó que se había casado con un millonario, y no necesitaba trabajar, que viajaban por todo el mundo y que tenían una hija y muchos perros. Yo le conté que estoy todo el día fuera de casa intentándome ganar la vida como para tener un perro y que, -dicho de paso-, no me gustan especialmente los perros, ni los niños y que mi relación más larga con un hombre últimamente era de tres citas.

Le deseo todo lo mejor…A ella, a todos mis compañeros de EGB, a los 20.000 socios de mi gimnasio, a toda la gente que he conocido en alguna fiesta -especialmente a los que alguna vez he vomitado encima-, a mis vecinos y a los del badulake de mi barrio, que son muy majos, pero,  ¿realmente tiene sentido perpetuar algo más allá de la cordialidad?.

Es también una forma de corrección política absurda tanto el acumular números en la agenda de gente a la que no tenemos intención de ver como el no acabar con relaciones que quizás tuvieron sentido en un momento concreto, pero ya no más.

Por eso valoro cada vez más la gente que aparece sin que la busques, que si le apetece quedar queda y sino te lo dice claramente también.

Los amigos de verdad, no son los que se pasan un año sin hablarte para reenviarte una felicitación cursi en Navidad, ni siquiera me importa si no recuerdan mi cumpleaños, sino los que de repente me dicen “te echo de menos”; “hoy me acordé de ti” e incluso “mira, estoy cansado, quedamos otro día” o un “vete a la mierda” si hace falta.

Al fin y al cabo, cualquier relación exige una dedicación y recursos que suelen ser escasos (como el tiempo).

¿Alguien invierte tiempo libre haciendo croquetas si detesta cocinar, por ejemplo?…¿Qué nos impide cortar por lo sano con personas que están ahí como satélites?. A lo mejor entre los propósitos de año nuevo en vez de aprender inglés y dejar de fumar podríamos plantearnos qué papel juegan en nuestra vida las 10.000 personas que nos rodean, ser más prácticos, más honestos y optimizar recursos.

Sin dramas. Seamos amigos y sino “Tú a Boston y yo a Cuenca”.

 

 

Ella viaja sola…

19b2fab3-9b1c-4d0d-bd42-5bb2dfb90153

Recuerdo perfectamente mis primeros viajes en avión. Me fijaba en la gente que viajaba sola (casi todo hombres, por aquel entonces), y se me antojaba como una experiencia liberadora y especial. Algo que, – cuando fuera mayor-, definitivamente, quería hacer.

Parece que el mundo hoy en día está pensado para hacer las cosas, siempre en compañía. Intenta reservar un hotel, una mesa en un restaurante y observarás que,  -por defecto-, se supone que tenemos que agruparnos, -como mínimo-,  de dos en dos. Pero si los sistemas de reserva no pueden emitir un pop up que te diga “eres raro”, ya se encargará de decirlo la gente.

Tras la pregunta: “¿Adónde vas de vacaciones?”, la siguiente es: “con quién?. Tras mi respuesta: “pues, esta vez sola, y, la verdad, tenía muchas ganas de irme sola”, vienen suposiciones de todo tipo “esta tía es rara, es mística”, o “va a pillar cacho” o “no debe haber quién la soporte”, etcétera….

Afortunadamente, hay quien comprende que se trata de una decisión personal y una experiencia distinta, con sus ventajas respecto a la constante compañía de alguien.

Costa Rica fue el destino de mi primer viaje largo en solitario. Tras leer “Pura Vida” de José María Mendiluce, decidí que tenía que conocer aquel país.

Se dio la circunstancia de que en aquél entonces tenía pareja. Pero la decisión estaba tomada desde antes de conocerle. Mi vida estaba antes. Yo, ya existía antes.

Llegué a San José casi de noche y mi hotel estaba en una zona poco recomendable. Rememoro esa sensación de “esto me asusta un poco, pero..lo estoy haciendo y soy dueña de mi tiempo y mis decisiones durante quince días”…Ese vértigo positivo. Ese “sentirse vivo”.

Por supuesto durante toda mi estancia fui interrogada sobre mi situación sentimental, sobre “¿qué buscaba allí yo sola?” y sobre todo sobre cómo mi entonces novio me lo permitía…¿Le harían este mismo tipo de preguntas a un hombre? Por supuesto, no.

Reconozco que, siendo Costa Rica un destino típico de lunas de miel, en alguna ocasión sentí eso de “ahora no me importaría estar acompañada”, pero fueron momentos puntuales.

Nada comparable a estar tendida en la playa de Manuel Antonio, mezclándose el sonido de las olas, los chillidos de los monos y música de Bob Marley de fondo. Cerré los ojos y pensé : “Estoy a 9000 km de mi casa, nadie sabe exactamente dónde estoy y si me pasa algo no se enterarían en días, pero ahora mismo no necesito nada más ni a nadie y ojalá nadie me arrebate esta sensación. Libertad”.

Fue una revelación para mí, lo que empezó como curiosidad se había convertido en una necesidad.

El segundo interrogante suele ser: “¿no te sientes sola?”.

De la soledad no se puede escapar y tampoco se produce por el simple hecho de encontrarse a solas, físicamente. Quien tiene un vacío en su propia casa, lo seguirá sintiendo y probablemente aumentado estando lejos. Quien está rodeado de un gentío también lo seguirá sintiendo. Uno se puede sentir muy solo estando en pareja, y eso sí es desgarrador. Dicho esto, no recomendaría este tipo de experiencia como “escapatoria”. Sólo he viajado de esta forma cuando sabía que podría solo sentir una melancolía pasajera, -como me pasa habitualmente en Barcelona-, pero nada más.

Probablemente el entorno sea el que te señale como “raro” o “diferente”…Recuerdo una Nochebuena en un hotel de una zona rural de Camboya donde me sentaron junto a una pareja de franceses, al tratarse de una cena especial. Sus miradas de lástima frente a mi felicidad al estar evitando un periodo tan tedioso como la Navidad y aprovechándolo en un lugar increíble.

El viaje puede ser tan silencioso o tan animado como tú elijas. Nadie te obliga a estar las 24 horas solo, y por el contrario, siempre ha sido mi intención conocer realmente los destinos, no turistear. Eso implica interactuar con la gente, autóctonos y otros viajeros.

Existe un a magia en esas relaciones. Cuando sabes que probablemente nunca volverás a ver a esa persona y a la vez, dependes en cierta manera de ella, se da una confianza especial.

No recuerdo a mucha gente que he conocido en mi ciudad en el último año, sin embargo, sí los nombres, caras e historias de muchas personas que conocí viajando hace veinte años.

¿No sientes miedo?. El miedo, ¿para qué sirve?. Opino que, como en el día a día hay que informarse y ser precavido, pero el miedo no puede convertirse en un carcelero que te impida aprender, experimentar, sentir…

Viajar a solas y por libre implica y te obliga a abrir tus sentidos al cien por cien. Puesto que dependes únicamente de ti mismo, no puedes permitirte despistes y por ende, mayor es el aprendizaje, externo e interior.

Aprendizaje interior he dicho. Estamos rodeados de tanto ruido innecesario, tanta información, tantos bártulos, tanta gente…Estar solo, con una maleta y frente a lo desconocido, totalmente fuera de tu zona de confort te lleva a lo básico, a tu centro, a tus raíces y maximiza tus capacidades. Instinto de supervivencia, supongo…¿No sería un ejercicio necesario para todos al menos un a vez en la vida?.

Cuando un viaje te cambia, te regala perspectivas nuevas, sobre el mundo y sobre ti, es la experiencia total. Viaje, a la vez, interior.

Ser mujer y viajar sola. No eres una persona rara, eres un puto Alien y una temeraria (según los demás, claro…).

Esta cuestión merece capítulo aparte. No nos engañemos, por desgracia el mundo sigue siendo un lugar más limitado y peligroso para la mujer. En depende de qué latitudes, viajar a solas es toda una osadía.

Pero soy una inconformista, reivindico el derecho a poder ir adonde va cualquier hombre, aunque me cueste más.

Por supuesto y especialmente en según qué países, una mujer sola es un reclamo constante, por diferente motivos. Además extranjera, con lo cual -dado el caso- se supone que se te puede engatusar con mayor facilidad. Puede resultar asfixiante sentirse como un letrero con luces de neón, cuando solo pretendes dar un paseo…¿Mi táctica?. Si no puedes con el enemigo, únete a él, a veces….

Como ejemplo, al salir de mi hotel tras llegar a Saint Louis (Senegal), me sentí insegura como pocas veces. Sólo caminaban hombres por la calle. Me abordaban, me seguían, me silbaban….Pero no quise regresar al hotel y darme por vencida, así que elegí a un chico que me parecía bastante presentable, como guía, dejándole claro desde el primer minuto los términos y que no tendríamos ningún tipo de intercambio sexual (en Senegal esto es necesario). Creo que defraudé sus expectativas, pero, las cartas, siempre sobre la mesa…

Tristemente como mujer siempre eres más susceptible a que intenten timarte, según mi experiencia. Sabiendo esto, recomiendo desconfiar, ir dos pasos por delante. Si te toman por tonta, no enfrentarse, hacerse la tonta hasta que sea necesario plantar cara.

Otra inquietud morbosa típica, tanto por el entorno como por los lugareños…¿Buscas sexo viajando sola?.

Si de turismo sexual hablamos, me parece denigrante, por supuesto. Si de encuentros sexuales de igual a igual hablamos sin intercambio monetario, como recomendaría la Lonely Planet, “usa condón”.

Por supuesto, muchos lugareños asumen que la mujer europea es muy abierta sexualmente y que si va sola busca un macho para un affaire o incluso como marido (“llévame a España, mamita…”).

Si bien no soy proclive a evangelizar, y viajar supone aceptar las diferentes culturas y mentalidades y no dejarse llevar por el etnocentrismo, a este respecto, como mujer, intento, simplemente, informarles de que existen otras visiones que deben respetar. Por ello, en algunos viajes me he negado a justificar mi falta de ganas de tener sexo con alguien escudándome en fingir que tengo pareja. No deberíamos hacerlo. Simplemente, hacer saber que, -según tu educación-, si una mujer no quiere tener sexo, simplemente es un “no” y no hacen falta excusas ni pretextos. Creo que la frase que más veces escuché en Senegal fue: “Pero, ¿qué problema hay?…eres soltera y me gustas, acostémonos”.

Como conclusión, entiendo que viajar así no es una opción ni recomendable para todo el mundo, puede…

Mi pobre madre siempre dice: “está bien que seas atrevida, pero no tanto”, y “¿no te podrías ir a países “normales”?”.

Comprendo que provoque sorpresa e incertidumbre, pero dada mi forma de ser, especialmente independiente, disfrutar de mi propia compañía es algo necesario a veces.

En un mundo en el que venimos solos y nos vamos solos, pero todo está diseñado para hacerse en compañía, ¿no debería ser algo natural disponer también de esa parcela de libertad?.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Arroz con pollo

8f5139a5-f19e-4fff-9093-948b9e108fc7

No me gustan los tópicos. No se trata de caer en la dicotomía “todos los hombres son malos y las mujeres una santas”.

Me baso en mis experiencias personales y además me consta que hay hombres maravillosos por el mundo. Casados, comprometidos o gays, casi siempre…

Cuando empecé a mostrar interés por los chicos, supongo que -como la mayoría-, me dejaba llevar y no tenía ni idea de lo que realmente me gustaba. Mi principal requisito era que tuvieran el pelo largo. Ahora me conformo con que tengan pelo…Y creo que hasta en eso podría hacer alguna excepción.

Tengo una libreta donde apunto ciertas cosas sobre hombres, pero el subtotal de citas que he podido tener o tíos que he conocido (bíblicamente o no), es una incógnita. A día de hoy agradezco este bagaje que me ha hecho permitido tener claro con qué tipo de especímenes no merezco perder mi tiempo.

Los he clasificado en diez categorías en aras de la brevedad (sin eufemismos, no querer ser un coñazo y que me sigáis leyendo), pero la lista podría alargase ad infinitum como pasó con el post “¿Por qué no te callas?.

– El cursi: Hay quien asume que a todas las mujeres no gusta el rosa, lo edulcorado, Titanic y Pablo Alborán. Estos tipos así como encorsetados, que no dicen lo que piensan sino lo que creen -y cómo creen- que lo quieres escuchar. Aclarar que no soy insensible…Bécquer me parece romántico y real, por ejemplo. Todo lo anterior, una patraña. Un mensaje en cadena con una frase supuestamente romántica y un osito puede ser mi primer gran..”Oh, no!”…

-El zombie: Vendría a ser mi antítesis como persona. Para mi propia sorpresa, estuve un año saliendo con un muerto viviente.

No soy necrófila -al menos aún-,…Esta gente, respirar, respira, hace sus necesidades básicas y sobrevive hasta que le llega su hora. Por lo demás, ni siente, ni padece, ni se conmueve..No molesta, porque es totalmente aséptico…Es como una medusa, que por no hacer, ni te pica y ni deja rastro, ni huella…

En una ocasión le recriminé a mi ex zombie su frialdad y su respuesta fue que: “no nos vamos a enamorar como si fuéramos quinceañeros”..Habla por ti, porque yo sí. Pero nunca de ti.

– El soso (él dice que es “discreto”): Me da la sensación de que justamente eran algunos de los tíos más decentes con los que me he topado, pero era imposible pasar a la siguiente fase. Perdón a todas las víctimas de mis cobras.

Este es un chico como “mono”, “agradable”, caballeroso, se porta bien, se puede mantener una conversación con sentido. Ahora es cuando me relajo, suelto mis exabruptos espontáneos, mi humor negro y, se le tuerce el gesto porque o no me entiende o empieza a pensar que soy una camionera.

Se autodescriben como “normales”. Me tranquiliza saber que eres “normal” y no tienes a tu madre descuartizada en el congelador, pero chico, te falta chispa.

Por el contrario, si devolvías los VHS al videoclub sin rebobinar y además no te sientes culpable, eres de los míos.

-Hombre blanco (o de colores) soltero busca florero: No nos vamos a engañar, ¿a quién no le gusta que le digan que tiene unos ojos bonitos o un culazo?. A mí me encanta.

Agradezco de que después de arreglarme dos horas para una cita, seas capaz de apreciarlo.

Y no se trata de algo machista. Se trata de apreciación y ser complaciente. Yo también lo hago con los hombres. De hecho todos mis ex “algo” se acaban creyendo Brad Pitt aunque más bien sean Mr Bean.

Hasta ahí todo bien. El problema es cuando sólo recibo alabanzas físicas. Si después de explicarte mi vida, milagros, mis historias e interactuar conmigo me sueltas un “gracias por las vistas”, es peor que una bofetada.

Este especimen, probablemente sólo aspira a pasearse con “algo bonito” al lado. Eso viste mucho, queda muy bien delante de los amigos y en Instragam.

El problema es que, aparte de ser más que un cacho de carne, a muchos se os olvida que no hemos nacido maquilladas y peinadas.

Es obvio que intento gustarme, gustar y no me presento a las citas en chándal pero si no asumes que soy humana, tengo defectos, a veces estoy mona, a veces horrorosa y me levanto con cara de sapo cada mañana de mi vida pues…

-Tú, yo y mi ex (o armario de exes): Mencionar a algún ex si viene a cuento no me parece nada raro. Es parte de tu vida y es respetable. De hecho, me asusto cuando alguien me dice “no me hables de tus ex”…Aspiro a estar con alguien con quien pueda a hablar de todo, como es natural.

Lo complicado es estar con alguien que, -teniéndote delante-, no está conectado a ti.

De acuerdo, acordarte de otras personas y/o comparar a veces es inevitable, pero, un secreto: a veces las cosas es mejor que se queden en tu cabeza y no es necesario verbalizarlo todo. Hablo mucho pero soy una maestra en callarme. Sin ir más lejos, en una ocasión salté de un hombre con una casa súper confortable y calzoncillos Calvin Klein que le quedaban estupendos a otro que vivía en una choza no apta para mis alergias, calzoncillos de mercadillo desgastados y demás cutreces. Cerraba los ojos y solo pensaba “Laurita, quién te ha visto, y quién te ve…”. Las comparaciones son odiosas.

-El macho alfa: No domino mucho estos términos modernos, perdón. En mi mente un “macho alfa” es el típico “gilipollas” de toda la vida. Prepotente, machista e inseguro.

Hablar con este tipo no es hablar, es competir. Y mejor ni entrar en conversación. ¿Para qué? Si él es el más guapo, el más listo, el más vivido, el más capaz de todo, el que gana más pasta, el que tiene más amigos y el que la tiene más grande.

¿Para qué hablar con él? Si no quiere conocerte y ni siquiera escucha. Además, es tan listo que si se pone, sabe más de ti que tú misma.

Este especimen también busca un florero a su lado. Con flores muertas, mejor. Si eres una tía lista (tanto o más que él), con carácter y opinión, eres su oponente y él no quiere eso. Necesita un gatito o perrito manso a su lado, pero con coño.

Frases como “yo conduzco mucho mejor que tú porque voy a 200 km/h y escribiendo mails a la vez” o “no seas tan graciosa con mis amigos y estate callada como las novias de los demás” son cosas que a mis treinta y mucho no estoy dispuesta a aguantar.

-El papito: Y no por la “sabrosura”. Otra vez más el patriarcado y sus efectos. Y que conste que aún existen muchas mujeres que, -más que una pareja-, parecen buscar un soporte económico y logístico, mucho más allá de lo emocional y sexual.

No suele tener malas intenciones pero, probablemente su educación le lleva a pensar que toda mujer es como una especie de niña pequeña perdida, que necesita a un macho a su lado que la guíe.

Vamos, cuando tienes casi cuarenta y llevas desde los quince trabajado, inventándote, reinventándote, cayéndote, levantándote, llega un listillo que a lo mejor tiene veinticinco años con el “deberías” o “tendrías que hacer” que nunca le has pedido.

Ayudas masculinas que sí agradezco son todas las relacionadas con chapuzas domésticas. Con chapuzas me refiero albañilería y bricolaje, por favor. Más que nada porque no me interesa el tema. Eso y matar cucarachas, ratas o bichos, que me dan mucho asco. Para todo lo demás, en la vida, me defiendo sola. Pero muchas gracias, papi.

-El confundido: Siempre me ha molestado que se ensalze tanto a quien “tiene muy claro lo que quiere”. Pues a veces puedes no tenerlo tan claro, precisamente porque hay muchas opciones en la vida. Me parece una postura sin más, ni mejor ni peor.

Pero pongámonos en contexto: Seas hombre o mujer, si tienes entre treintaymuchos y cuarenta hay cosas básicas que sí deberías saber, por ti mismo y no marear al personal, básicamente.

No es muy coherente presentarte como un tipo que quiere una relación con mucha acción a todos los niveles, alguien que quiere asistir a todos los conciertos, viajes, orgías..y al poco descartarme porque se supone que estás buscando a la madre de tus hijos y yo no deseo tenerlos.

Siento traer malas noticias pero hay opciones en esta vida, que, simplemente, no son compatibles. Si tuvieras veinte años quizás sí, con cuarenta, ya no da tiempo.

-Buscando a Doña Letizia: Seré breve. El típico hipócrita que busca a una chica modosita, discreta (en el peor sentido de la palabra), sosa y aburrida, pero que quede bien delante de familia y amigos. La esposa consorte.

Pero luego fantasea o consuma con otras, mujeres “indecentes”, descaradas y libres.

En este grupo están los que confiesan que les “animan” mucho mis fotos eróticas pero nunca me presentarían a su madre.

Pues tú te lo pierdes, tío simple, porque soy una nuera muy maja.

-El “arroz con pollo”: Si eres un “gymaholic”, estupendo, nos llevaremos bien. Compartiremos tortillas de claras a la luz de las velas y puedo ser tu Michelle Lewin de tercera regional.

Eso sí, siempre y cuando toda nuestra vida y conversaciones no giren entorno al aspecto físico y a los suplementos. Un ratito, sí. Moderación, como en casi todo.

Pero hay un tipo muy concreto de chico que se adora demasiado. Y la autoestima es buena, pero no el narcisismo.

¿Espejos cerca de tu cama?. Ah, muy bien, qué morbo. Si es para observar tus músculos mientras follamos es el anti clímax. Y encima, sin disimular: “¿has visto qué músculos, nena?; “oh sí, pero, no me toques el pelo que me despeinas”…

La gente se sorprende cuando digo que no me fijo mucho en el cuerpo de los hombres, mientras estén dentro de la normalidad.

Me importa el físico, me encantan los hombres que se cuidan pero el tamaño del bíceps en concreto, no aumenta ni disminuye mi libido.

Los “arroz con pollo” han sido siempre para mí, citas de un solo día (antes de corroborar sus defectos) y dado su enorme ego se han ofendido mucho al haber sido rechazados. Deberían saber que para muchas mujeres, la principal zona erógena es el cerebro.

 

Continuará….

«Etiquelandia»

b55cee3c-d979-461b-8d91-2aa23daeb719

Etiquetar es normal. De hecho, es un mecanismo cerebral para clasificar la realidad. Algo instintivo. Especialmente ante una realidad cada vez más compleja y un mundo que cada vez va más rápido. Es un acto reflejo de un cerebro tan vago como nosotros.

Ahora bien, la mente de algunos se quedó en un eslabón demasiado primitivo y básico y no son capaces de elaborar un pensamiento algo más complejo y de analizar lo que son simples “inputs”.

A todos ellos va dedicado este post.

Como digo, clasificar a las cosas y/o gente en “grupos” según determinadas características, es lógico. Nos volveríamos locos si no tuviéramos esa capacidad. Pero bueno, eso no justifica que te puedas quedar en eso y tan pancho, que nos conocemos…Me resulta muy gracioso cuando la gente utiliza como argumento la fisiología como excusa para validar cualquier comportamiento. Por ejemplo, “claro, es que los hombres somos infieles porque es nuestra naturaleza”….Perfecto, vete a tu cueva y a cazar mamuts entonces.

Pues eso, digo yo que, puesto que se supone que somos “seres superiores” (entre muchas comillas), deberíamos ir un poco más allá de lo que hace nuestro cuerpo de forma instintiva.

Por lo que a mí respecta, me han etiquetado de tantas cosas y cosas tan distintas a lo largo de mi vida, que eso ha hecho refutar mi teoría de lo absurdo que resulta simplificar la realidad de esa manera.

Solo por mencionar una de las etiquetas, en ciertos ámbitos y momentos he sido “la empollona, una tía lista, intelectual” o “una loca de la vida, superficial, una chica mona, divertida,  pero sin muchas luces”…¿Cuál es la verdad?..Probablemente, precisamente depende de eso, del momento, el lugar y la propia capacidad de análisis de la otra parte.

En este sentido, estuve quedando con un chico unos tres meses cuando de repente un día me suelta: “¿sabes, estoy muy sorprendido, eres una tía muy lista y muy culta, yo al principio pensaba que eras gilipollas”?…Tal cual…Esto me lo dijo alguien que pretendía hacerse millonario a base de bitcoins..

Y ya que hablamos de hombres…He escuchado tantas veces eso de “esta es una tía solo para follar”. ¿Existe una peor manera de cosificar a alguien?..¿Qué es, una muñeca hinchable?.

Y entiendo que no siempre se dé o se esté en el momento de mantener una relación formal pero el “coñificar” a una mujer, me parece frío y perverso.

Además me parece absurdo, es como actuar en tu propia contra. Yo siempre estoy abierta a conocer a las personas que hay más allá de los penes. No sére hiprócrita…Casi siempre.

Reconozco que antes, me derrumbaba cuando después de unas cuantas citas un tío me venía con el sermón de “me gustas pero no para nada más, bla bla”…Ahora, jaja, ahora digo “mira pinpin, no sabes lo que te pierdes y seguramente eres tú el que eres muy poco para mí”.

Esa forma simple y reduccionista no sólo daña a los demás sino que te priva de posibles experiencias valiosas…O desastrosas, vale, pero al menos no te quedas con la duda.

Hay etiquetas que son un clásico. Se supone que ciertos mitos y maniqueísmos –perdón, pero tenía ganas de introducir esta palabra en algún post- deberían estar superados, pero no. Como muestra, “la gente guapa, es tonta, superficial, no tienen intelecto ni intereses”. Claro, la genética es así, como una tómbola en la que si te toca un buen culo ya, neuronas no te corresponden.

La genética o Dios, que es muy justo en sus reparticiones… Tan justo como para que haya pibones con una cabeza bien amueblada (odio esa expresión!), gente muy lista no tan agraciada y gente muy gilipollas y además muy desagradable a la vista.

La gente que va al gimnasio también es analfabeta. Todos, en bloque. “Yo prefiero cuidar mi cerebro, dicen”. Hacer deporte también es cuidar la mente, pero bueno, ese es de los etiquetajes que provienen de la admiración, por la falta de voluntad de la que carecen, frente a personas que deciden cuidarse en todos los sentidos.

Personalmente, hace un tiempo decidí usar mi Instagram para deshacerme rápidamente de todo aquél que me metiera en ciertos sacos a priori, sin siquiera conocerme.

Cada vez que empezaba a hablar con un tío de Tinder (o similares) le daba mi cuenta.

Tal y como esperaba, al ver algunas fotos sexies cayeron como moscas, con los comentarios más absurdos que he podido leer.

Mi respuesta estándard: “que enseñe el culo, no significa que lo ofrezca”.

Por cierto, ahí también tengo un link a este maravilloso blog y muy poquitos repararon en eso.

De esto se desprende que etiquetas a la persona en función de cómo es más cómodo para ti o lo que realmente prefieres extraer de esa persona.

Siendo realistas y aunque sea muy incorrecto decirlo, hay personas extremadamente simples, planas y que con el paso de los años no cambian ni evolucionan, a lo mejor no es tan raro o injusto clasificarles y dejarles ahí porque no se puede rascar más.

Otros somos bastante más complejos, raros, contradictorios y tenemos más facetas y más caras que un poliedro. Somos incontrolables e inclasificables y eso incomoda

Fuck Mr. Wonderful

 

f998dde8-3880-4993-a55e-744ebc582842

Estás en un momento..complicado de tu vida, digamos..Te ha pasado una o varias cosas, objetivamente malas…Una situación de mierda, digamos…

Hay quien se autogestiona (mejor o peor), sin necesidad de acudir a su entorno, se lo traga, y generalmente, de una forma u otra el problema acaba saliendo a la superficie…La mierda al final, siempre flota…

La mayoría de personas necesitamos exteriorizarlo. Consciente e inconscientemente es una búsqueda de afecto, consuelo, consejo o al menos un “no me jodas más, que bastante jodid@ estoy”.

A veces las repuestas del entorno no son exactamente lo que esperábamos, y uno se arrepiente de haberlo soltado. Seguramente, las intenciones de la otra parte son buenas pero…Digamos que no todo el mundo tiene el mismo grado de empatía, de tacto, de sentido común, y básicamente mucha gente te suelta la típica frase standard de consuelo que, aún te irrita más.

Algunos acontecimientos son tan graves o irreversibles que, creo que con un abrazo y un “cuenta conmigo” es suficiente.

Pero bueno, hablemos de otras putaditas cotidianas, que, si bien no son el fin del mundo, para ti, en ese momento sí lo son.

Por ejemplo, en temas sentimentales…Personalmente tengo amigos que me conocen muy bien y saben que las típicas frases facilonas de consuelo conmigo no funcionan.

Es mejor coger el toro por los cuernos, aunque duela. Prefiero que me suelten un “Laura, te han tomado el pelo, este es un fresco (por no decir algo peor)” a un “este tío no era para ti”, o “ya encontrarás a tu media naranja”.

Analicemos qué hay detrás de estas dos sentencias de Satanás:

-“Este tío no era para ti”….”Claro, pero es que me dijiste esto con los 50 anteriores”…Dejémoslo en los 20 anteriores..

O sea, ¿qué significa esto, que el universo se confabula para que ninguna relación prospere en la manera que te gustaría?…Pero es que tú sí querías que este ti@ fuera para ti.. O sea, simplemente hay unos designios por encima de nuestra voluntad que tenemos que acatar??…Échale la culpa al Universo, pues…

-La teoría de la media naranja, la otra costilla y todas las supuestas partes que te faltan para estar “completo”.

Bueno, aquí me sale urticaria, es más, tengo pensado un post completo sobre estos conceptos que considero altamente nocivos.

La gente que me conoce y me ha soltado alguna vez esto..mmm, saben que es mejor no seguir por ahí…

Primero que, como conceptos, no creo en ellos, y segundo que, eso es proyectar en el futuro. La situación de mierda la tienes ahora, pedir que estés bien porque seguramente el futuro te traerá algo mejor..Eso es muy Disney.

Es preferible aceptar que, objetivamente hay circunstancias indeseables y que te ofrezcan apoyo, sin más, no frases hechas.

Pero salgamos de nuestro entorno cercano y trasladémonos a los mensajes nos da “la sociedad”.

Por un lado está el mundo Mr Wonderful y sus mensajes simplones, cursis y sin nada detrás…”Me voy a comer el mundo”…Pues digo yo que cuidado con comerse el mundo, que luego hay que cagarlo…

Todo este mundo rosa, de arcoíris, de unicornios, de todo es bonito y tengo que estar bien sí ó sí..Aparte de ser simple y reduccionista, te pone peor, porque es evidente que tienes un malestar que tienes que tratar de una manera mucho más compleja que rodearte de cojines y tazas rositas con frases cuquis.

En general, meterte en la cabeza ese mantra de “tengo que estar bien tengo que estar bien, tengo que estar bien”, va a crearte ansiedad y frustración, porque por más que luches, sólo con repetirlo, no vas a liberarte de lo que te atormenta.

A nivel mediático, hay gente que me resulta creíble y gente que..No..Pero ojo, todo esto son opiniones personales..Mi total respeto a quien le anime Mr Wonderful o cualquier otra cosa..

A lo largo de mi vida, he leído bastante sobre motivación, superación, autoayuda y psicología en general.

Mi primera gran decepción en este sentido fue “El Alquimista” de Paulo Coelho. Lo leí con 12 años y ya me chirrió el mensaje…Eso de que tienes que desear algo mucho y el universo conspirará a tu favor para que lo consigas….En su día pedí y desee mucho que me tocara la lotería y sigo jugando cada semana a La Primitiva sin éxito…

Por el contrario, la credibilidad me la otorga quien habla desde la propia experiencia. Por ejemplo, Viktor Frankl y “El Hombre en busca del sentido”. No hace falta haber sobrevivido a un campo de concentración nazi como él, pero en general escucho a quien habla de la mierda porque han estado en ella, al nivel que sea.

Luego están los nuevos gurús, speakers, coaches…Ojo, a distinguir con psicólogos y gente seria que ha estudiado muchos años y hace su trabajo desde una óptica científica.

Yo hablo de gente que, en muchos casos ha tenido una vida cómoda, sin complicaciones, y se meten a un cursillo de 6 meses que les otorga un título de coach, y hala, a dar consejos, y como por desgracia siempre hay personas que están débiles y/o son menos críticas, hacen su agosto a costa de las desgracias ajenas.

Para no variar, tengo experiencias personales por haber conocido a varios de estos gurús, cuyo comportamiento en su vida personal no tiene nada que ver con el mensaje de buenismo que predican y es más, hasta han inventado una historia de lucha y superación personal para justificar su mensaje que, simplemente, es una fábula.

Uno de estos “vendedores de humo” que conocí, instaba a que debía cambiar mis pensamientos que eran erróneos. Los pensamientos, a mi juicio, no son ni erróneos ni correctos, fundamentalmente se nutren de nuestras experiencias y nuestra propia psique y en todo caso, lo que puede intentar moldearse es la “actitud”.

En esto sí que puedo estar de acuerdo, si sales a la calle con cara de culo porque te ha pasado X y te cierras a nuevas experiencias, está claro que estás actuando en tu contra.

Por supuesto, subrayar que, hablo siempre de mis opiniones y mi propia visión de las cosas ya mí me parece correcto todo lo que le funcione a los demás para estar mejor (siempre que no implique joder al prójimo).

¿Lo que me funciona a mí?..Bueno, después de que me hayan dado palos hasta en el carnet de identidad (como a mucha gente, supongo), he aprendido a permitirme estar mal durante unas semanas, a no forzarme a ir a una discoteca si lo que tengo ganas es de quedarme en casa comiendo guarradas, a llorar si necesito hacerlo, a protegerme en mi entorno cercano y seguro..Claro que pasar esto hay que tener cierto autocontrol y no alargar esta auto-indulgencia demasiado o se puede caer en el pozo de la depresión.

Esto me permite integrar lo que me haya pasado, de alguna forma, me doy un tiempo y sigo con mi vida normal, es más, me propongo algún reto nuevo que me sirva como motivación.

Porque sí, también hay que permitirse estar mal, estar débil, por momentos. En esta sociedad llena de mensajes que propugnan la positividad a toda costa en todo momento, el estar siempre perfectos, fuertes, con ganas de comernos el mundo, hay que normalizar también la tristeza, la ansiedad, la depresión, el estar mal…

Todos queremos, claro, comernos el mundo, pero a veces el mundo se come a uno, y no importa que seas una persona súper alegre y vital, al final todos somos personas, más o menos sensibles, con nuestras malas rachas que hay que pasar, porque es el precio de vivir, sin más.

Culo tengo, culo enseño!

8c14449f-2f6a-4dfd-8b41-0d9c55ffda2d

Aclarar que no pretendo justificarme en ningún momento. Creo que llevo todo la vida haciéndolo, sin haber hecho daño a nadie. Resulta bastante cansino, pero cuando eres una persona con un punto “extravagante” o diferente, parece que venga implícito el que te sienten por sistema en el banquillo de los acusados y tener que explicar por qué haces cosas que “sorprenden”. Pues ya no, no voy a pedir perdón por ser yo misma.

Este es el post más personal que he escrito hasta la fecha. Me desnudo mucho más con esto que enseñando el culo en las redes sociales. Mucho más.

Somos hipócritas. Y digo “somos” porque yo misma en un momento dado he tenido prejuicios, pero tanto la propia vida como la reflexión me han moldeado.

Puedes ser un egoísta, un psicópata, ser infiel, usar a la gente, ser un trepa, un mal compañero de trabajo, un mal amigo etcétera…No importa, “la gente es así”, -dicen-, está justificado.

Pero no se te ocurra ser mujer, hacerte unas fotos íntimas y compartirlas en las redes sociales porque eres la hija de Satán y van a caer sobre ti todo tipo de suposiciones y prejuicios de índole variada.

Una máxima mía es darle a las cosas la importancia justa. Hay cosas muy simples, pero a la vez pueden tener mucho trasfondo detrás. Personal y social.

Un culo es un culo, un trozo de carne, no te representa, no te hace peor ni mejor cómo lo tengas o si lo enseñas o no. Para muchos son fotos superficiales, banales etc…Puede…

La superficialidad bien entendida es para mí un bálsamo, como el humor.

Puede tratarse de una muestra de egocentrismo. Puede. Me quiero, me gusto…No creo que sea algo preocupante, lo triste es cuando dejas de hacerlo. Y, ¿para qué negarlo?, tengo un punto egocéntrico, pero soy buena gente, algo tenía que tener…

¿Busco provocación sexual?. No especialmente. Las fotos las hago por mí, para mí y las comparto porque me fascina el resultado. Ahora bien, me escriben hombres y mujeres con mucho respeto y elegancia (otros no tanto), confesando que les ponen contentos. Pues qué alegría, seamos felices, no me desagrada despertar buenas sensaciones.

Donde unos ven eso, -cosa que respeto-, yo veo arte, belleza, autoestima y reivindicación, como Laura y como mujer.

A día de hoy he hecho tres sesiones de fotos en lencería de la mano de dos grandes profesionales y personas.

A mi edad y sigo sorprendiéndome a mí misma. Si alguien me lo hubiera dicho hace un año…

Como en muchas cosas en mi vida, me dejé llevar. Me llegó la propuesta en un momento en el que un chico acababa de dejarme tirada, y -la verdad-, aunque físicamente estaba igual que ahora (de bien o mal), me sentía fea.

¿Por qué será que cada vez que un hombre me deja, me culpo a mí misma, pienso que se habrá ido con otra más joven, más guapa y más delgada?. ¿Por qué será que somos tan duras con nosotras mismas?.

Con nosotras mismas y entre nosotras. Alguna mujer me ha dejado de seguir en las redes alegando que mis cuentas son “machistas”. Machista sería si algún hombre me obligara a hacerlo. Machistas son los hombres que han pasado por mi vida censurándome y limitándome.

No hay nada más feminista que hacer lo que quieres con tu cuerpo y tu vida.

Una vez más, hipocresía. Si yo tuviera alguna característica física “destacable”, como por ejemplo ser obesa (desde el máximo respeto, -como característica-, nunca de mi boca como algo peyorativo), entonces ponerme en bolas sería algo rompedor y digno de admiración. Pero como mi cuerpo es “estándar” solo soy una “fresca”.

Por si alguien que no me conozca personalmente tiene dudas, soy una mujer completamente normal. No me creo modelo. Tengo mil defectos físicos, como cualquier mujer, y más.

Para quien solo me conoce por las redes, aclarar que no voy con tacones de aguja y lencería fina por la calle. No voy poniendo el culo en pompa por las esquinas. Soy como cualquiera. Me levanto a las seis de la mañana para ir a trabajar y cojo el autobús de mala leche y con cara de sapo, casi siempre. A veces la mala cara no se me va en todo el día.

Me resulta tan chocante que mucha gente me pregunte, ¿por qué lo haces?. Yo no pregunto a nadie por qué no lo hace ni intentaría convencerles. El tema del pudor es muy personal y respetable en cualquier caso.

Dejando el tema del lucimiento personal aparte, el resultado de estas sesiones, ha sido para mí, terapéutico, a muchos niveles.

Como casi todas las mujeres -por desgracia y esto no debería ser normal-, he pasado por fases de no aceptarme nada físicamente.

Sumado a ser una persona muy autocrítica y auto exigente, siempre he recibido muchos comentarios sobre mi aspecto (en positivo y en negativo). Como mujer adulta ya no me afecta, pero como niña que pasé de ser delgadísima a tener mucho de todo, no fue nada fácil.

Qué ironía, me acomplejaba verme de repente con las caderas anchas y el culo que no me cabía en ningún sitio. Ahora me encanta.

El hecho es que de algunas épocas de mi vida no tengo apenas fotos. Una pena, porque era una chica normal y sobre todo, sana. Y fuera como fuera, era yo.

Pasar de eso a estar contenta con mi cuerpo (aunque tengo mis días..), aún con todas mis taras, hacerme fotos y exponerlas, para mí es liberador.

Por supuesto, detrás de todo esto están los personas a las que he tenido la suerte de conocer y para las que he posado, con mi nulo arte para el pose y un físico que no es de modelo.

No es fácil su papel, y desde aquí, toda mi admiración. Supongo que fotografiar a Irina Shayk y que salga guapa, no tiene misterio. Que llegue una chica normal y hacer que se relaje, se suelte, se sienta confiada, hacer que salga su lado sensual y sacarla bonita, me parece MAGIA.

Hacen Arte. Hacen Terapia.

Por supuesto, allá cada cual con sus pensamientos, juicios y prejuicios. Solo pretendo remover un poco las conciencias dentro de mi entorno. Romper clichés.

Sin ir más lejos, mi propia familia es muy chapada a la antigua y conservadora. Y luego estoy yo, que he salido…Así!…Mi madre ha pasado de decirme “¿pero qué haces niña, fotos en bragas?..Otra de tus locuras!” a enseñar las capturas de su niña en la peluquería y a las amigas, porque por fin se da cuenta de que no es nada oscuro, no es nada sucio, es solo cuerpo.

Parece ser que hay mucha gente que ha nacido con un jersey de cuello vuelto…

Es sólo piel. Nada más. Nada menos.

Talibanes del amor

c5322fa0-8899-4d44-8bf5-38689ca71956

A todos nos gusta gustar. Es un hecho. Y en concreto gustarle a esa persona que se te antoja como el marido ideal, el novio ideal, el follamigo ideal…
Pero no, estos mensajes de “yo puedo con todo”; “luchando se consigue todo”..bla bla…Esto mejor lo dejamos para otras facetas y para las tacitas de Mr Wonderful. Lamento informar de que, si el agrado no es recíproco lo más sensato que puedes hacer es tomarte un te con leche y quedarte mirando el mensaje flowerpower en su recipiente. Mujeres y hombres del mundo, gustarle a otra persona no es un carrera de fondo, un objetivo a proponerse. Puedes proponerte ir al gimnasio, por ejemplo, y seguramente con ahínco antes consigas tener el culo de Michelle Lewin que despertar el deseo de ese ser “especial”.
Recuerdo que los primeros chicos que me gustaron eran para mí como semidioses, algo inalcanzable, esas ensoñaciones de “uff, me ha dicho “hola”, pero no un “hola” normal sino, “holaaaa”..”Este quiere ser mi novio, vamos!”.
Con 15, 16 ó incluso 18 años de la época (soy de los 80), es algo entrañable y normal. Lo jodido es ver cómo hay quien llega a los 30, 40 ó 50 viendo puertas abiertas en un saludo o una sonrisa.
Es obvio que el rechazo no es fácil, en ningún campo, especialmente cuando nos tocan la autoestima, claro. Uno mismo se cree la hostia a veces, nos casaríamos o nos follaríamos a nosotros mismos si pudiéramos. Pero nadie es una croqueta para gustarle a todo el mundo, ¿cierto?. Donde unos ven ingenio, los otros ven locura, lo que para unos es un culazo para otros es una plaza de toros, etcétera.
Esto nos lo tendrían que meter en la cabeza desde pequeños. Ni le gustarás a todo el mundo ni tienes porqué hacerlo.
Hasta yo misma a veces creo que, vista desde fuera, puedo llegar a ser insoportable, me caigo bien porque me tengo cariño y tal, pero vamos, que el hecho de no agradarle a alguien desde un principio es algo que siempre he aceptado bien. Otra cosa es gustarles pero no en la manera que yo querría, o que quieran sólo una parte de mí…(este es tema para otro post).
Antaño cuando ligábamos cara a cara, yo tenía la táctica de echar dos miraditas bastante evidentes. A veces con una era suficiente, sino por si acaso lanzaba otra por si andaban cortos de vista. Si la estrategia de la “mirada guarra” no me funcionaba, me daba por aludida y sin dramas.
Luego está la gente que te ve como a una lámpara, una mesa camilla o cualquier objeto que les parece bonito y simplemente, quieren hacerlo suyo, a toda costa.
Yo tengo la teoría de que a este tipo de personas las han criado sin nunca un “no” de por medio. Crecen y siguen creyendo que todo y todos pueden estar a su disposición.
En el caso de los hombres, desde luego en algunas culturas tiene una raíz machista. Recuerdo cuando viajé a Senegal, sola, soltera y sin ningún problema para decirlo a quien me preguntara..La respuesta: “pues si eres soltera, y a mí me gustas, vamos a acostarnos, no veo el problema”…” Mmmm bueno, igual es que tengo voz y voto y esas cosas.
Pero bueno, trasladémonos a nuestra latitud, donde, tras un “no” explícito, o ningún tipo de señal por la otra parte, esta persona insistente (más bien acosadora ya) sigue intentando el contacto por todos los medios, desplegando todos sus encantos (reales o ficticios) y cavando con pico y pala, en el aire, básicamente.
Como siempre digo, yo no recomiendo nada a nadie ni pretendo instruir ni ser un modelo a seguir (modelo de pasarela igual en dos temporadas o así, yo lo voy intentando..), pero porque me han enseñado básicamente a no joder al prójimo y también por el karma que puede ser muy cabrón, tengo por principio no ir minando la autoestima a nadie. Si tengo que rechazar alguien lo hago, pero con estilo. Está el rollo filosófico ”no eres tú, soy yo”, el rollo metafísico “no estoy en el espacio, en el momento, en el momento espacio-temporal”, “no estoy en el planeta correcto”…
Mentiras piadosas, casi siempre. Ojo, que a veces –hablo por mí- puede ser cierto. Un día me apetecería tener novio y a lo mejor al día siguiente me da una pereza brutal.
Pero a lo que vamos, mejor, -caballero-, recoge tu lanza, móntate en el caballo y a por otra/s doncella/s, que seguramente es lo que estás haciendo ya, y retírate con dignidad. Hay quien actúa como una persona normal y se agradece, y luego están los que entran en algún capítulo del DSM-IV o en un poco de todos.
No enumeraré aquí todas las “cositas” que me ha tocado aguantar por parte de tipos a los que -para su desgracia- nunca toqué ni con un palo.
Primero viene el acoso por todos los medios, y como me tengo por buena persona (o tonta en ocasiones) y a la vez muy curiosa del comportamiento humano, no paso directamente al bloqueo hasta que no se me falta el respeto, que es mi límite.
Cosas muy bonitas me dicen, cosas que dicen mucho más sobre ellos mismos y sus propias frustraciones que sobre mí.
Cosas, directamente ridículas…Ayer te parecía una sirena y hoy –según tú- soy una ballena? Antes era humilde y ahora soy una “creída”??. Por favor, no seamos infantiles. A mí también me gustaría estar con Adam Levine por ejemplo, y no voy decir “uy, no, es que es mayor para mí”. A ver, que no se puede tener todo en esta vida, y punto, no hay más, y con estos comportamientos que rozan la auto-humillación, solo se consigue que la otra persona, en cierta manera se endiose. En mi caso no me endioso, sólo consigo ratificarme en mi teoría de que los tíos pasan de una o se obsesionan, así, sin término medio.
En cualquier caso, como ejemplos, me quedó claro que nunca más volvería a tener una cita de app de ligoteo con alguien que desde un principio sé que no me gustara para algo más que tomar una Fanta (y a veces ni eso), solo por la insistencia de la otra parte. Tras una cita desastrosa (para mí), me costó unos seis meses deshacerme de un loco que, no hacía más que crearse distintas cuentas para dedicarme líneas así estilo Góngora, acabadas en un “ramera”, “calienta..” y demás vocablos que no quiero plasmar en un blog tan fino…
Teniendo esto por premisa, tras charlar como un mes con otro sujeto, le espeté que no sentía que, francamente, fuera el tipo de chico que me pudiera despertar mariposas (odio esta expresión), por no decir escalofríos y jadeos. Como despedida me soltó que tenía que saber que “todas mis ex tenían la talla 32 ó la 34 y se las quedaban mirando por la calle” (bueno, no me sorprende por otra parte..). Me dieron ganas de contestarle que era una lástima que yo no sintiera ganas de poner mi talla 38, 40 ó 42 (depende de lo hinchada que esté o como me apetezca tener mi cuerpo en ese momento) encima de él.
Es simple de entender. La relaciones humanas (de amistad o sexuales) tienen un alto contenido de química. ¿Qué coño es eso?. Ni yo lo sé, aunque he pensado mucho sobre el tema (material para otro post). Lo que está claro es que no es algo que se trabaje ni que se puede forzar, simplemente se da o no se da. Si es recíproca es la hostia y sino, una faena, pero bueno, no hay que empecinarse.
Que al final siempre hay un roto para un descosido..O eso dicen…