«Etiquelandia»

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Etiquetar es normal. De hecho, es un mecanismo cerebral para clasificar la realidad. Algo instintivo. Especialmente ante una realidad cada vez más compleja y un mundo que cada vez va más rápido. Es un acto reflejo de un cerebro tan vago como nosotros.

Ahora bien, la mente de algunos se quedó en un eslabón demasiado primitivo y básico y no son capaces de elaborar un pensamiento algo más complejo y de analizar lo que son simples “inputs”.

A todos ellos va dedicado este post.

Como digo, clasificar a las cosas y/o gente en “grupos” según determinadas características, es lógico. Nos volveríamos locos si no tuviéramos esa capacidad. Pero bueno, eso no justifica que te puedas quedar en eso y tan pancho, que nos conocemos…Me resulta muy gracioso cuando la gente utiliza como argumento la fisiología como excusa para validar cualquier comportamiento. Por ejemplo, “claro, es que los hombres somos infieles porque es nuestra naturaleza”….Perfecto, vete a tu cueva y a cazar mamuts entonces.

Pues eso, digo yo que, puesto que se supone que somos “seres superiores” (entre muchas comillas), deberíamos ir un poco más allá de lo que hace nuestro cuerpo de forma instintiva.

Por lo que a mí respecta, me han etiquetado de tantas cosas y cosas tan distintas a lo largo de mi vida, que eso ha hecho refutar mi teoría de lo absurdo que resulta simplificar la realidad de esa manera.

Solo por mencionar una de las etiquetas, en ciertos ámbitos y momentos he sido “la empollona, una tía lista, intelectual” o “una loca de la vida, superficial, una chica mona, divertida,  pero sin muchas luces”…¿Cuál es la verdad?..Probablemente, precisamente depende de eso, del momento, el lugar y la propia capacidad de análisis de la otra parte.

En este sentido, estuve quedando con un chico unos tres meses cuando de repente un día me suelta: “¿sabes, estoy muy sorprendido, eres una tía muy lista y muy culta, yo al principio pensaba que eras gilipollas”?…Tal cual…Esto me lo dijo alguien que pretendía hacerse millonario a base de bitcoins..

Y ya que hablamos de hombres…He escuchado tantas veces eso de “esta es una tía solo para follar”. ¿Existe una peor manera de cosificar a alguien?..¿Qué es, una muñeca hinchable?.

Y entiendo que no siempre se dé o se esté en el momento de mantener una relación formal pero el “coñificar” a una mujer, me parece frío y perverso.

Además me parece absurdo, es como actuar en tu propia contra. Yo siempre estoy abierta a conocer a las personas que hay más allá de los penes. No sére hiprócrita…Casi siempre.

Reconozco que antes, me derrumbaba cuando después de unas cuantas citas un tío me venía con el sermón de “me gustas pero no para nada más, bla bla”…Ahora, jaja, ahora digo “mira pinpin, no sabes lo que te pierdes y seguramente eres tú el que eres muy poco para mí”.

Esa forma simple y reduccionista no sólo daña a los demás sino que te priva de posibles experiencias valiosas…O desastrosas, vale, pero al menos no te quedas con la duda.

Hay etiquetas que son un clásico. Se supone que ciertos mitos y maniqueísmos –perdón, pero tenía ganas de introducir esta palabra en algún post- deberían estar superados, pero no. Como muestra, “la gente guapa, es tonta, superficial, no tienen intelecto ni intereses”. Claro, la genética es así, como una tómbola en la que si te toca un buen culo ya, neuronas no te corresponden.

La genética o Dios, que es muy justo en sus reparticiones… Tan justo como para que haya pibones con una cabeza bien amueblada (odio esa expresión!), gente muy lista no tan agraciada y gente muy gilipollas y además muy desagradable a la vista.

La gente que va al gimnasio también es analfabeta. Todos, en bloque. “Yo prefiero cuidar mi cerebro, dicen”. Hacer deporte también es cuidar la mente, pero bueno, ese es de los etiquetajes que provienen de la admiración, por la falta de voluntad de la que carecen, frente a personas que deciden cuidarse en todos los sentidos.

Personalmente, hace un tiempo decidí usar mi Instagram para deshacerme rápidamente de todo aquél que me metiera en ciertos sacos a priori, sin siquiera conocerme.

Cada vez que empezaba a hablar con un tío de Tinder (o similares) le daba mi cuenta.

Tal y como esperaba, al ver algunas fotos sexies cayeron como moscas, con los comentarios más absurdos que he podido leer.

Mi respuesta estándard: “que enseñe el culo, no significa que lo ofrezca”.

Por cierto, ahí también tengo un link a este maravilloso blog y muy poquitos repararon en eso.

De esto se desprende que etiquetas a la persona en función de cómo es más cómodo para ti o lo que realmente prefieres extraer de esa persona.

Siendo realistas y aunque sea muy incorrecto decirlo, hay personas extremadamente simples, planas y que con el paso de los años no cambian ni evolucionan, a lo mejor no es tan raro o injusto clasificarles y dejarles ahí porque no se puede rascar más.

Otros somos bastante más complejos, raros, contradictorios y tenemos más facetas y más caras que un poliedro. Somos incontrolables e inclasificables y eso incomoda

2 comentarios sobre “«Etiquelandia»

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